domingo, 30 de septiembre de 2012

Cuando en nuestras románticas utopías
dos antípodas se sonrojan simultáneamente por un beso recibido
un poco del azar del mundo se convierte en alegría
porque el universo, que nos ama, ha cumplido su cometido.

domingo, 23 de septiembre de 2012


Cuando Dios mira al hombre llora. Cuando Dios llora las nubes se apagan. Cuando las nubes se apagan comienza a llover. Cuando comienza a llover la tierra bajo el asfalto también se quiere mojar. Se quiere mojar como en los viejos tiempos.

miércoles, 19 de septiembre de 2012


''No quiero que me hables de amores ni fracasos. Quiero que me hables de riesgos.
Quiero saber qué piensas del sexo y de la guerra en una cama, que me hables de tu pasividad al amanecer en ella misma y de cómo superas los complejos a lo largo del día hasta que se repite éste ciclo iracundo del tiempo que cubre un día.
Quiero probar tus desayunos, sentados de frente, yo en calzoncillos y tú con el pelo recogido y las orejas expuestas. Descalzos. 
También quiero brindar contigo, beber vino de la misma botella, y que en días que sientas que no eres tú, invadas tu sobriedad con cerveza.
No quiero saber de ayeres ni quehaceres que no me correspondieron. Quiero que me hables del día a día como si no hubiese mañana. 
Quiero que me hables de tus pasiones frustradas. Quiero ser parte de tus pasiones nacientes. 
Quiero saber si en los días en que te invade esa frustración te enamoras tanto de las nubes como en tus días de torrencial inspiración. 
No quiero ir ciego por acantilados de inseguridades, porque me das miedo, pero por explorarte intentaría recorrer tus aristas hasta encontrar algún amanecer en tus ojos, ese que tanto prometen los dioses a los enamorados.
No quiero ser balance.
Quiero que mi nombre sea la yuxtaposición entre tu nombre y tu vida. 
Quiero saber que piensas de las rutinas y de los escapes. 
Quiero escucharte recordar cómo empezamos. Como de nada, todo, y así sucesivamente.
Pero no quiero que me hables de finales, porque de finales, lo sé todo.''

martes, 4 de septiembre de 2012

Los cafeteros

Con un café
se pueden iniciar mil cosas.
Con un café
se puede iniciar una amistad,
un amor
o una emboscada.

Con un café
se puede iniciar una madrugada
acompañar
en silencio a la luna
hasta su destino
y dejarla dormir
a los brazos del sol.

Con un café
se puede iniciar un poema
sin métrica
una historia
sin prólogo
un final
sin principio
o un principio
que se vuelva fin
sin haber comenzado.

Con un café
se puede iniciar una coreografía
un baile lento,
despacio
se puede iniciar
un espacio,
en el vacío,
por convivir.

Con un café
se puede iniciar un ayer
o recordar un futuro
con la nostalgia del perdedor
que huye
del presente
por no saber
aceptar.

Con un café
se puede iniciar el desorden
un adiós
o un hubiera.
Se puede iniciar
un tiempo
un quizá
y un por favor.

Con un café
se puede iniciar una mentira
una casualidad
o una historia real
sin méritos.

Pero al final
¿quién de los cafeteros
es capaz de criticar
el vicio de la
mentira?